Las altas temperaturas, frecuentes en verano, pueden repercutir negativamente en el bienestar y rendimiento del caballo. Conociendo los riesgos que estrés los daños térmicos y cómo se pueden reducir se vuelve fundamental.
El caballo genera calor en el curso de los más variados procesos metabólicos, en los procesos de fermentación intestinal, así como en la actividad muscular. La disipación del calor generado y la termorregulación en el caballo se realiza mediante la vasodilatación de los vasos cutáneos, la sudoración y las vías respiratorias, por exhalación. Las condiciones de alta temperatura limitan la disipación de calor por vasodilatación de los vasos de la piel, mientras que la alta humedad relativa limita, a su vez, la evaporación del sudor.
En circunstancias donde la disipación de calor no es eficiente, el aumento de la temperatura corporal puede volverse preocupante e incluso fatal. Los caballos en entrenamiento intenso o competición, deshidratados, con grandes pérdidas de electrolitos (por sudoración) o incapaces de sudar (anhidrosis), son más susceptibles a estrés térmico.
¿Cuáles son los signos de estrés calor en el caballo?
O estrés Thermic puede presentarse como sudoración intensa o menos de lo esperado, aumento de la frecuencia respiratoria y cardíaca, aumento significativo de la temperatura rectal, piel seca y signos de deshidratación, debilidad, depresión, convulsiones y/o muerte.
Cómo prevenir el estrés ¿térmico?
Podemos minimizar la exposición del caballo a las altas temperaturas ventilando adecuadamente las cuadras o, si los caballos están en régimen extensivo, proporcionando sombra o retirándose a la cuadra durante el día y yendo al pasto por la noche.
Se debe evitar trabajar en períodos de temperaturas más altas. Después del ejercicio físico, el caballo debe enfriarse.
¿Puede la nutrición ser un aliado?
La nutrición puede y debe ser una aliada. Siempre se debe garantizar el acceso permanente del caballo a agua limpia y fresca.
La utilización de un alimento de buena digestibilidad, que contenga cereales tratados térmicamente (mediante floculación o extrusión), permite la digestión prececal del almidón (digerido en el intestino delgado), lo que se traduce en una menor producción de calor, reservando los procesos fermentativos de el intestino grueso para el componente fibroso de los alimentos.
ALIMENTOS INTACOL
A su vez, la inclusión de sal (cloruro de sodio) en la dieta diaria, o la disponibilidad de sal de roca, permite al caballo cubrir sus necesidades en cloruro y sodio y estimula la ingesta de agua, contribuyendo a su hidratación.
El uso de un alimento suplementario con electrolitos que permita la reposición de las sales perdidas en el sudor (cloruro, sodio, potasio, magnesio y calcio) es particularmente importante en caballos sometidos a actividad intensa y sudoración intensa. La reposición de electrolitos es fundamental para el equilibrio hidroelectrolítico y para las más diversas funciones fisiológicas, incluida la contracción muscular, contribuyendo a una mayor resistencia al ejercicio. estrés térmica y para un mejor rendimiento.
REHIDRAMAX
Aportar zinc, privilegiando una fuente orgánica (un quelato) que garantice su absorción preferencial, también ha demostrado ser beneficioso. En el proceso de enfriamiento, la vasodilatación de los vasos cutáneos provoca una disminución de la irrigación intestinal. Esta disminución puede comprometer la integridad de la barrera intestinal, con un aumento de su permeabilidad con los riesgos inherentes a la misma (endotoxemia y problemas asociados, como laminitis, por ejemplo).
El aporte de zinc es positivo, debido al efecto protector del epitelio que promueve, contribuyendo al mantenimiento de la integridad de la barrera intestinal.